El vino tinto Viña Ardanza es un buen reserva de la D.O. Rioja. Y, como he tenido recientemente una gran experiencia, vuelvo a comentarlo en Mi Bodega (anteriormente lo hice en Twitter).
Es un vino que nunca falla, y muy adecuado para los que prefieren caldos clásicos de dicha denominación de orígen, aunque esa zona está evolucionando y podemos encontrarnos también productos de corte más moderno.
Lo elabora y comercializa La Rioja Alta.
Hace unos días abrí una botella de la añada de 2010, denominada por la bodega como «selección especial»: sólo unas pocas cosechas llevan ese calificativo, por su calidad. Parker le concedió 95 puntos.
Debo decir que, efectivamente, 2010 es un vinazo del que es difícil olvidarse: ¡menuda sorpresa! En mi modesta opinión es el mejor Viña Ardanza que recuerde haber probado. Y, ¡cómo ha evolucionado con el reposo de varios años!
Intentaré hacerme con más botellas (me quedan 2), aunque no será fácil.
Procede de uva tempranillo (80 %) y garnacha (20 %), presenta un acentuado color rojo (cereza), gratísimo aroma (especias, fruta madura vainilla), sabor fresco y con perfecto equilibrio entre los taninos y la acidez (esta se percibe menos de lo habitual en esta marca).
En conjunto el resultado es una magnífica redondez y sedosidad en boca, y donde la madera se nota menos que en otras cosechas.
El vino tuvo una crianza de 3 años.
Una observación: abrí la botella tres horas antes para que se airera (situación que repito siempre, más o menos, con este vino). De esta forma «se abre» y permite percibir muchos matices.
Puede servirse entre 17-18ºC.
Ese vino lo probé con presa ibérica acompañado de patatas asadas y pimientos del Piquillo, y con queso muy curado en el postre. Otros maridajes son posibles.
Lo compré por unos 20 €. Ahora está en el mercado la añada de 2015 (23-24 €).
Y, otra cosecha que también recuerdo es la de 2004. Hace unos meses nos bebimos en casa una botella, de las últimas que me quedan. Aunque ha aguantado bien el paso del tiempo, se notaba que estaba ya casi al límite.
Es curioso cómo dicho vino (2004) era tan diferente del anterior, 2010. En ambos casos dos Viña Ardanza, buenos caldos, pero cada uno con su personalidad aunque en mi caso la segunda ha dejado más huella (sin desmerecer la primera).
Por último, dos comentarios más: siempre que sea posible recomiendo comprar formatos magnum (el vino gana enteros); y sugiero guardar botellas en bodega porque mejora con el paso del tiempo y es muy interesante comprobarlo.
Saludos cordiales a todas y todos y bebamos con moderación.