Cuando un NO se transforma en un SÍ
03.04.12
Desde hace días estoy volviendo a leer algunos de esos libros y/o artículos que todos tenemos de «referencia», y que siempre son actuales aunque pase el tiempo. En mi caso, ocurre con ¿Qué es la estrategia? (What is strategy?) (1), escrito por Michael E. Porter , y que describió así la función del liderazgo:
«En muchas empresas, el liderazgo ha ido degenerando y se ha reducido a instrumentar mejoras operativas y cerrar acuerdos. Sin embargo la función del líder es más amplia y mucho más importante. La dirección general es algo más que la administración de las distintas funciones de la empresa. Su núcleo se centra en la estrategia: definir y hacer saber la posición singular de la empresa, efectuar opciones y conseguir que las diferentes actividades encajen entre sí. El líder debe instaurar la disciplina necesaria para decidir a qué cambios sectoriales y a qué necesidades de los clientes va a responder la empresa, para evitar las distracciones y para mantener la singularidad y la especificidad de la empresa. Los directivos de los niveles inferiores carecen de la perspectiva y la confianza que hacen falta para mantener una estrategia. Habrá constantes presiones para llegar a soluciones de compromiso, para suavizar las renuncias y para emular a los rivales. Una de las funciones del líder consiste en instruir sobre la estrategia a los demás miembros de la empresa … y en decir que no.
La estrategia hace que la elección de lo que no se va a hacer sea tan importante como la elección de lo que se va a hacer. De hecho establecer los límites es otra función del liderazgo. Decidir a qué grupo objetivo de clientes y qué necesidades va a atender la empresa… Pero también lo es decidir a qué clientes no se va a atender… o qué características y servicios no se van a ofrecer… De hecho, una de las funciones más importantes de la estrategia explícita consiste en guiar a los empleados en las opciones que tienen que tomar y las consecuentes renuncias que tienen que hacer en sus actividades individuales y sus decisiones cotidianas».
Las palabras de Porter son muy explícitas y útiles en estos tiempos convulsos, pudiendo aplicarse a diferentes ámbitos y como tal las recojo, incluso referidas a la empresa familiar.
Pero, también, quiero referirme a un contexto concreto. A muchas pymes (y organismos y entidades públicas) les está costando afrontar el cambio estratégico precisos que les adapten de forma adecuada al nuevo paradigma, y muchas veces la causa es la falta de hábito en saber decir que no. Esto, cuando hay que tomar dos o tres decisiones de calado, es un handicap que debe y puede superarse con la máxima determinación. Algunos ejemplos (decir «NO»): no seguir independientes (buscar alianzas); no podemos seguir con estos productos o servicios que no aportan beneficio; no puede seguir abierto este negocio porque sus pérdidas arrastran a otros que tenemos; no pasará nada cambiando de función a un colaborador …
Cambio puede ser decir NO a algo que conocemos (y por eso cuesta dejarlo) pero que quizás está desfasado, y decir SÍ a una nueva decisión estratégica de calado (asumiendo riesgos). De ahí la importancia del líder que marca el camino y sabe qué debe hacerse: y cómo un NO puede transformarse en un SÍ, sinónimo de tener visión de futuro.
Que paséis una buena semana. Saludos a todos.
(1) Harvard Business Review, noviembre – diciembre de 1996, y recogido en la actualización de «Ser Competitivo» del mismo autor (publicado en España en 1999 por Ediciones Deusto).
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